Barcelona | Alemany, en Marrakech para negociar por Dembélé
Ousmane Dembélé, quién lo iba a decir hace apenas tres meses, se fue vitoreado del Camp Nou este domingo. En el minuto 91, Xavi decidió sustituirlo por Nico. Y no sólo para ganar tiempo. También para que la afición premiase un nuevo partidazo del francés ante el Sevilla con una ovación de impresión. Cuando Sánchez Martínez señaló el final del partido, Xavi también abrazó al francés y lo mandó para el vestuario.
El feeling Xavi-Dembélé es obvio. Y el mensaje del entrenador con el cambio es atronador. El técnico de Terrassa intentaba señalarle, ya lo ha dicho en público también, que en ningún lado estará como en el Barça. Por las bondades de la ciudad, que ya conoce bien cinco años después. Pero también por el estilo. La obsesión de Xavi de abrir el campo con los extremos le viene como anillo al dedo a Ousmane, que es consciente de que el Barça puede ser su mejor escaparate para ir al Mundial y que, sobre todo, ha madurado como jugador en el último año y medio. Su toma de decisiones y su manera de entender el juego empieza a acercarse a la del jugador desequilibrante que el Barça esperaba cuando le firmó en 2017 por una millonada procedente del Dortmund.
El caso Dembélé camina hacia un vuelco inesperado y sorprendente después de la crisis de enero, cuando el Barça, iracundo después de las idas y venidas del agente del jugador, Moussa Sissoko, le instó a irse e incluso le dejó fuera de la convocatoria para el partido de octavos de final de Copa ante el Athletic. Días después, Dembélé tampoco entró en la lista para viajar a Vitoria por una indisposición. La ruptura, en aquellos días, se antojaba definitiva. Xavi, sin embargo, consiguió que Laporta y Alemany dieran su brazo a torcer y, para salvar la estabilidad del vestuario,