Bale ya es pasado

La situación provocada por Gareth Bale ha generado irritación entre la afición del Real Madrid, con razón. El galés se borró del Clásico ante el Barcelona por unas molestias de espalda que, apenas dos días después, no aparecieron cuando trabajó sin problemas con su selección. El colofón llegó en el partido ante Austria, en el que anotó los dos goles de su selección para darle esperanzas de acudir al Mundial de Qatar 2022. En la previa, había explicado: “Siempre tengo molestias, pero estoy preparado para jugar, sea como sea. Desde que sé que teníamos que jugar esta repesca, me he centrado solo en este partido”.

No es nuevo, Bale ya posó con una bandera en la que rezaba: “Gales. Golf. Madrid. En ese orden”; lo hizo sonriente junto al resto de sus compañeros, tras sacar billete para la pasada Eurocopa. Una mofa que encendió al madridismo, si bien el club mantuvo la calma. Que sus partidos con Gales son prioridad para Bale se da por asumido en la entidad, que opta por la calma.

En el Madrid se da por amortizado al británico, que llegó al club en 2013 procedente del Tottenham, tras el desembolso más grande de la historia del fútbol en aquel momento: 101 millones de euros. Firmó entonces por seis temporadas y su primera etapa en el Madrid, con altibajos y muchos problemas con las lesiones, fue aun así positiva: ha ganado dos Ligas, cuatro Copas de Europa y una Copa del Rey, entre otros trofeos. Y fue importante en la mayoría de esos títulos: marcó en dos finales de Champions, asistió en otra, una jugada suya valió una Copa ante el Barcelona en Valencia...

Hasta la final de la Champions 2017-18 en Kiev contra el Liverpool (en la que Bale hizo un doblete), su paso por el club se podía considerar un éxito. Ese verano pudo ser