Al Bala le queda munición

Si a los Valverde, Mas, McNulty, Wellens o Buchmann, se les unen otros grandes nombres, como Vlasov y Soler, el cóctel resultante en el Trofeo Pollença-Port d'Andratx de la se presumía de lo más exquisito. Por delante, 170 km en una jornada de media montaña, ideal para movimientos estratégicos, pero también para duros ataques en la exigente subida final a Monport: 2,5 km al 8,4% de pendiente media y más de 200 m de desnivel. Y ahí, como lleva haciendo toda la vida, el Bala volvió a disparar a lo más alto por 131° ocasión en su carrera. Eterna leyenda.

Cumplido el homenaje que recibió el propio en la Plaça Major de Pollença por su legendaria trayectoria, se respiraba calma tensa desde la salida. El pelotón no levantó el pie hasta completar los primeros 30 km, momento en el que se formó una gran fuga de once corredores. Mediada la segunda hora de carrera, equipos como Lotto Soudal y UAE tomaron cartas en el asunto para endurecer el ritmo, tanto, que la fuga quedó neutralizada en el descenso al Puig Major. A 80 km de meta atacó por sorpresa un Marc Soler al que se le vio con ganas en su estreno con los colores del equipo UAE. El catalán, pese a ser buen conocedor del terreno, como demuestra su victoria en este mismo Trofeo en 2020, fue absorbido instantes después.

Y lo mejor de los 'gallos' todavía estaba por llegar. En la pequeña cota de Sa Gramola, como también hiciese ayer desde lejos, atacó Mas con buenas piernas, pero no logró sorprender. Tampoco lo hizo Holmes, que salió por el córner para ser atrapado en las primeras rampas de la cota final. Ningún gran nombre faltó a una batalla en la que Valverde demostró que se retirará de la élite profesional al más alto nivel. El murciano soltó a todos en las rampas más duras y