El Bayern es tan fiero como lo pintan, ¿o no? Apremiado por el mal partido de ida en Salzburgo en los octavos, resolvió el envite de vuelta en solo 23 minutos con un Lewandowski plenipotenciario. Es la muestra perfecta de que es un rodillo. Sobre esta percepción no hay debate alguno. Pero tampoco hay que olvidar que el campeón austríaco se pudo adelantar nada más empezar el encuentro. Desde este punto de vista, el conjunto bávaro también deja siempre una puerta abierta al rival. Entre esa contradicción se mueve un Bayern que, si se pone a jugar, figura como el mejor equipo del momento, pero de cuyos desajustes defensivos hay bastantes evidencias.