Gracias al VAR y a Carrasco
Todo acabó muy mad, niño. Mad, bad and dangerous. Qué frase regaló la prensa inglesa tras el City. Si buscaban insulto, definen, han fabricado un icono. Porque no hay en el mundo nada más mad que el Atleti. Loco, loco. Tú eres testigo. Ese último minuto. El balón de Carrasco que impacta en el codo de Raúl de Tomás. Hay barullo, llamada de VAR. El árbitro va a la pantalla. Observa y juzga. Señala el punto. Penalti. Carrasco lo pide, Carrasco lo lanza, Carrasco bate por segunda vez en la tarde a Diego López. Es el final. Ya no hay más tiempo. El árbitro lo había pitado, el fin, antes de la llamada de VAR. El Metropolitano estalla en tu día, el de los niños, con la bendita locura prendida del aire. LaLiga de 14 otra vez desencallada. Los tres puntos. Y esa sensación: para el nuevo fútbol hay que desatornillarse los brazos antes de entrar en las áreas. Las manos condicionaron. Entonces y antes.


