La escalada de Marc Bartra
aceptó el desafío de reencontrar su mejor versión después de casi tres años dejando en escena un rendimiento repleto de dudas. El catalán no inició el curso siendo indiscutible para Manuel Pellegrini. Rotó en una zaga que fue variando piezas y fue tomando un ritmo de partidos acorde al necesario para ir explotando sus virtudes. Y aparecieron. centra muchas culpas, que comenzó a reflejar la versión de juego que ejecutó en Heliópolis cuando llegó en el invierno del primer curso de Quique Setién. La estela de esos meses tuvo continuidad en este cierre de campaña: fue intocable para su técnico y ahora encara el periodo de planificación a sabiendas que sí tiene un peso específico en la ruta marcada por el técnico chileno.