Adiós a los Sixers. Es el fracaso de un proyecto, de dos jugadores y de un entrenador. También de un traspaso fallido, una idea que lleva muchos años y otra nueva, con Daryl Morey en los despachos, que tampoco ha funcionado. El conocido como The Process y su lema eterno, Trust Thr Process, certifica que lo que antes era tanking hoy son migajas. Ni una sola final de Conferencia en todos estos años, una ausencia que se mantiene. 21 años de una espera que no se acaba, de un bochorno casi pantagruélico que ha dejado desmadejado a un equipo histórico, uno de esos que la NBA ha ensalzado siempre como uno de los suyos. Ya en nada se parece a la esencia que mostraron con los preshitóricos anillos de 1955, 1967 y 1983, con,. Ya no quedan héroes, referentes o estrellas que brillen en el firmamento. El pasado es mucho mejor que el presente, y el presente no parece mejor que el futuro. Y eso, tal y como está escrito, es tan impepinable como doloroso.