En el foco de todos después de la, Gerard Piqué jugó en Anoeta un partido contra el sufrimiento. Y no precisamente por estar expuesto a la crítica de la grada del Reale Arena por su faceta de empresario, sino por sus serios problemas en el aductor izquierdo, que no le dejaron siquiera calentar en condiciones. Antes de empezar el partido, Piqué se marchó al vestuario para tratarse. Xavi advirtió a Eric de que estuviese alerta por si acaso. Piqué, sin embargo, decidió aguantar. Hasta 82 minutos, pero sufrió. Tanto que, pasada la media hora, golpeó con la pierna derecha la rodilla de Isak. Del Cerro Grande no le amonestó, pero fue la señal de que no estaba físicamente a tope.