Estos son los terceros playoffs para Luka Doncic en cuatro temporadas en la NBA. O iban a serlo, podrán decir ya los pesimistas. Después de dos eliminaciones en primera ronda, ambas contra los extenuantes Clippers, los Mavericks han sobrepasado las mejores expectativas en el primer año del nuevo régimen: fuera Donnie Nelson y Rick Carlisle (de esa unión llegó el anillo de 2011, el único de la franquicia), dentro Nico Harrison y Jason Kidd. El caso de este último es curioso: un base legendario, el segundo con más asistencias de la historia por detrás de John Stockton, y (ya veterano) un jugador importante en ese título de 2011, en Texas. Pero un entrenador (recién cumplidos 49 años) que decepcionó en Nets y Bucks y tuvo que reinsertarse como asistente de Frank Vogel en los Lakers campeones de 2020. A muchos no nos parecía una opción idónea para equilibrar a una franquicia en transición sísmica y obligada a maximizar el prime temprano y seguramente eterno de Doncic. Pero lo ha sido. Por primera vez desde 2011, más de 50 victorias (50 justos en la temporada 2014-15, 52 ahora) y ventaja de campo en primera ronda, la gran barrera desde aquel campeonato de hace once años: seis visitas, seis eliminaciones.