Ferrari favorito a todo, y Max Verstappen como máximo rival porque sus galones de campeón así lo exigen, y entonces llega Sergio Pérez, que ríe el último y ríe mejor. Pole inapelable del piloto mexicano en el GP de Arabia Saudí por delante de Charles Leclerc y Carlos Sainz, que remató al palo otra vez (lideró la Q2 y el primer intento de Q3), y cuyo asalto a la primera posición de la parrilla está cada vez más cerca, aunque no termine de concretarse. El madrileño salvó las diferencias con su compañero de equipo y encontró buenas sensaciones cuando antes no las había. Se acercó, más que nunca, le batió con milésimas de margen en un par de ocasiones.