Cuando despertó, el Atleti tenía una botella de oxígeno en la mano. Esa que le daba ese marcador de El Sadar. Ese 0-3 ante Osasuna. Un Osasuna que había saltado abrazado al «lo que funciona no se toca», los mismos once que ganaron 0-3 al Rayo. Un Atleti que todo lo contrario, cinco cambios. Simeone agitando pizarra después del Levante, Carrasco de vuelta, Lemar con COVID, Llorente en su sitio, Herrera en el centro, João y Suárez arriba, Correa y Griezmann esperando desde el banquillo. No había comenzado el partido y, para el Cholo, otra mala noticia: sexto en la tabla, el Villarreal ya también por delante en esa particular Liga de cinco en la que la vida se le va.