Real Madrid: "Eduardo dice que volverá, que se le pague con zumos de manzana"
En Fougères, en la Bretaña francesa, lo que más recuerdan de Eduardo Camavinga no es su fútbol, sino su kilométrica sonrisa. “Nos alegra ver que en Madrid no la pierde, es su seña de identidad y allí se le ve muy feliz”. Así hablan en su pueblo de este talento que hasta hace apenas ocho años estaba trotando por los verdes campos de esta localidad de apenas 27.000 habitantes, que hoy se ve a dos días de ser campeón de Europa como madridista.


