Fuese cual fuese el resultado, la temporada de Carlos Sainz en Ferrari no iba a pasar desapercibida ya que el madrileño, se enfrentaba a uno de los mayores retos del Mundial: competir con el equipo más especial de la parrilla. Desde el momento en el que aterrizó en Maranello se pusieron bajo lupa todos sus movimientos y no solo cumplió con creces el plan de la escudería italiana, que quería en sus filas a dos pilotos de valor, sino que terminó superando a un Leclerc que había sido capaz de sembrar dudas sobre un tetracampeón como Vettel tan solo un año antes. El monegasco se perfilaba como el futuro, pero la actuación del español ha roto todos los esquemas al mismo tiempo que le ha garantizado su renovación.