Entre estoico y desesperante. Se decía el año pasado que el paso del Espanyol por Segunda iba a ser como masticar tierra. Nadie contaba, sin embargo, que ese indigesto proceso continuaría esta temporada cada vez que el GPS detectara que se aleja de Cornellà-El Prat. Rechinan los dientes una y otra vez a domicilio, con escenas entre estoicas y desesperantes como lo fue esta visita a Anoeta. Con una Real Sociedad voraz en la presión y un conjunto perico por momentos hundido atrás, fiel al plan de Vicente Moreno, que trató de emular el exitoso ejercicio de resistencia de la primera vuelta, aquel 1-0 en el RCDE Stadium, donde la tierra no se mastica. Lo merodeó, pero le salió cruz en el último instante.