Alfredo RelañoMe dejó buen cuerpo la salida de Asensio en Praga. Entró en el partido con un brío nuevo, diferente de ese aire cauteloso con el que le veo en el Madrid, como el que mete un pie en el agua para ver si está fría y merece o no la pena tirarse. En su primera intervención arrancó por la banda izquierda y soltó un tiro cruzado muy preciso que pegó en el palo y volvió casi en su misma dirección.
Al explicar por qué le había recuperado para la Selección, Luis Enrique dijo que no hay ni seis jugadores en el mundo con el disparo de Asensio, y creo que no exageraba. Tiene eso y la precisión de sus envíos.
De su bota salió el centro del 2-2.Pero también dijo Luis Enrique que quería ver si coge los ‘imputs’ del grupo. Ya sabemos lo que significa eso: mucho trabajo y ninguna pamplina.
Asensio adolece de una especie de ñoñería que está frenando su carrera. Ha pasado el curso disputando con Rodrygo una plaza que resulta que en la final fue para Valverde, tan por encima de ambos en interés y entrega. Y en el duelo le estaba ganando Rodrygo, que aunque se atreve poco a encarar es del tipo de jugador que antes se llamaba ‘ratón de armario’, término que no era en absoluto despectivo.