Un derbi vasco como los de antes entre la Real y el Alavés

Más allá de lo deportivo, que evidentemente es muy importante y ambos equipos tienen mucho en juego en el envite, este derbi vasco entre la Real Sociedad y el Deportivo Alavés destaca por ser algo así como el de la (esperemos) definitiva vuelta a la normalidad en los estadios, y por ende en el fútbol de nuestro país (). El Reale Arena acoge el primer derbi en la Comunidad Autónoma Vasca con presencia de las dos aficiones en las gradas y, por fin, con aforo completo. Desde que han empezado a suavizarse de forma paulatina las restricciones por la dichosa pandemia, ya me entienden. Ya solo por eso es un derbi vasco especial: por volver a disfrutar de la mezcla de colores en las gradas, del ambiente diferente que se genera en la previa, por ver de nuevo las gradas llenas, y por recibir a casi un millar de seguidores alaveses.

Si el fútbol es de la afición, los derbis son de su gente, y sin gente del equipo visitante, no hay duda de que son menos derbis. Y este tendrá ese aliciente. Ya contra Osasuna se vivió en Anoeta un adelanto de lo que puede ser este derbi vasco, pero entonces seguía habiendo restricción de aforo. Es el derbi de la vuelta a la normalidad. ¡Y qué ganas teníamos!

Pero en medio de la fiesta de las gradas, se cuela lo deportivo, y eso de antemano ya no es tan agradable. Porque el Alavés aterriza en Donostia y muy necesitado de una victoria que le permita mantener intactas sus esperanzas de permanencia. Los últimos dos empates le han dado aire, han demostrado que poco a poco el equipo babazorro de va acercando a lo que quiere Mendilibar, cuyo estilo ya se empieza a notar sobre el césped. Especialmente, dejando claro que con sus armas no son para nada menos que los equipos de la zona noble. Pero con empates no