REAL ZARAGOZA-BURGOS | Un Real Zaragoza sin Azón exhibe todas sus miserias

Empate sin goles en La Romareda. El Burgos, un recién ascendido, selló su permanencia matemática a cinco jornadas del final al lograr el punto que le faltaba frente a un Real Zaragoza de cartón piedra, sin fútbol, ni carácter, ni ambición, que, en otra tarde decepcionante, otra más, sumó su decimonovena igualada del campeonato, la décima en su estadio. Había muy poco en juego, pero el partido resultó insoportable para el espectador y acabó de desnudar, más si cabe, las miserias del equipo aragonés. Si alguien mereció ganar fue el Burgos, porque sin Iván Azón, el ataque del Zaragoza es puro humo.

Nieto, Borja Sainz y Álvaro Giménez fueron las tres novedades en la alineación del Zaragoza, mientras Calero mantuvo en La Romareda una defensa con tres centrales y sólo presentó un cambio en su alineación: Guillermo por el ex zaragocista Álex Alegría, que no ha visto puerta en toda la temporada.

Al Burgos le bastaba con un empate para certificar su salvación, pero no salió a La Romareda a especular. Todo lo contrario. Planteó una presión alta y buscó con insistencia la banda izquierda del Zaragoza para comprometer a Nieto. Su mejor acción llegó antes de la media hora en un saque de esquina y fue un remate desde fuera del área de volea de Matos que se estrelló en el poste derecho de Cristian Álvarez.

El equipo aragonés, lento, previsible y sin la agitación de Azón, no le cogió la onda al partido en toda la primera parte y apenas inquietó a Alfonso Herrero, que resolvió con facilidad la sucesión de centros al área. Su mejor ocasión fue una jugada personal de Borja Sainz al filo del descanso, que acabó con un remate alto. Sólo cuando la pelota pasaba por las botas del extremo vasco o de Bermejo, el Zaragoza daba cierta sensación de