Real Madrid-Barcelona El Barça vuelve, el Madrid se va
La primera vez que Zidane visitó el Camp Nou, ese Madrid heredado de Benítez estaba a diez puntos del Barça a ocho jornadas del final. La victoria de aquella noche no le alcanzó para el título, aunque alargara el pleito hasta la jornada final, pero el madridismo entendió que había un porvenir, que el cambio de guardia andaba cerca. Fue un triunfo para el futuro, como el que consiguió el equipo de Xavi en el Bernabéu este domingo. La solución estrafalaria que Ancelotti se sacó para reemplazar a Benzema dejó un Madrid indefenso ante un Barça descamisado, con pretensión de volver a su era imperial. Fue un atropello para el recuerdo, seguramente con mayor incidencia en la autoestima culé que en la clasificación final, pero al Madrid debe servirle de aviso para el verano. Con este banquillo no puede salirse a la calle.
Hubo mucha venda antes de la herida en las alineaciones. Ancelotti abrigó la baja de Benzema con un centrocampista de pulmón, Valverde, aun a costa de dejar como falso nueve a ¡Modric! Tras la derrota en Cornellà juró que no volvería al 4-4-2… y cumplió a su manera con una decisión catastrófica. La primera de muchas. Quizá pensó en una maniobra de distracción, porque el croata fue cambiándole intermitentemente el papel a Valverde. Resultó un completo desastre. El Madrid perdió un delantero y un centrocampista en el mismo movimiento. La dramática conclusión es que el equipo necesita dos Modric. A Xavi le atacó la precaución en la derecha. Alves le pareció poca cosa para tapar a Vinicius, la gran baza del Madrid, y colocó ahí a Araújo, el mejor centinela de su plantilla.
Tanta mediciona preventiva se quedó pronto en nada, porque el Madrid creyó encontrar el partido que le convenía, el del vértigo y los espacios. Un


