Real Madrid 3 - Alavés 0 | El famoso enigma de Asensio

Javier Sillés

Si el partido iba de recuperar la confianza goleadora y reestablecerse de las penas europeas, el Madrid se puede dar por contento. El resultado estuvo por encima de su actuación, de menos a mucho más, con un segundo tiempo lustroso en el que primero coqueteó con el derrumbe (Pere Pons la tuvo) y después se manejó con contundencia tras silenciar el ruido Asensio. No hay jugador más inescrutable que este. Otro zurdazo de categoría sacó al Madrid del apuro sin que antes su conducta hubiera transmitido señales positivas de ningún tipo. A Asensio le pesan los partidos de forma evidente, como también se le caen los goles como a pocos futbolistas de su posición. Su intrascendencia crónica en el juego queda tapada por una relación tan prolífica con la portería rival. En un fútbol donde cada vez caben menos especialistas, Asensio lo es en lo suyo.

Necesita el Madrid al balear en este momento. Contra el Alavés le costó encontrarse. No lo hizo de primeras cuando pudo correr por el plan osado en la presión que siempre caracteriza a los equipos de Mendilibar. Se mostró errático en la toma de decisiones y evidenció sus problemas cuando Vinicius y Benzema no fluyen. No es esta una cuestión menor en el Madrid. Ahora mismo es víctima de un plan ciertamente limitado que se entrega al potencial incontestable de sus dos atacantes. Sucede que cuando no andan acertados, el Madrid se resiente en exceso. Tampoco ayuda la contribución inofensiva de Carvajal y Mendy como laterales. Llegar siempre llegan, pero casi nunca resuelven bien. Al menos esta vez para Ancelotti sí que Valverde sirvió como agitador con sus conducciones y profundidad, pero Pacheco nunca se vio atemorizado hasta el reseteo del descanso. Se entonó Modric, encaró