Ona Carbonell: "Falta no sentirte un bicho raro; piensan que no ganarás las mismas medallas"

NATACIÓN SINCRONIZADA

Deporte de élite y conciliación familiar. Y con la exigencia máxima de unos Juegos Olímpicos a la vista. “Se puede. Ese es el mensaje. Pero necesitamos más ayudas”, reivindica Ona Carbonell en su encuentro con AS después del mediático estreno en los cines Capitol de Madrid de Empezar de nuevo (Rakuten TV), el documental sobre su puesta a punto a contrarreloj para Tokio 2020 tras dar a luz a su hijo Kai.

Ahora, en plena cuenta atrás de su segundo embarazo y con París 2024 asomando en el horizonte, Carbonell comparte una idea firme. “Mi intención es volver. Sigo entrenando dos días a la semana, pero quiero tener una baja maternal normal. No quiero marcarme ningún objetivo concreto, no me metáis presión”, concede entre risas.

El camino de la capitana de la selección española de natación sincronizada rumbo a Tokio no resultó nada sencillo. A la preparación a saltos en la pisicina entre la lactancia, el sacaleches y la falta de sueño regular se le sumaron las dudas. “Si luego te esperan diez horas de entrenamiento con un desgaste físico brutal se hace duro. Y el desgaste mental de no llegar ni a uno ni a otro sitio también afecta”, apunta. Un desafío físico y emocional al límite en el que contó con el apoyo familiar, así como con el de preparadores, compañeros y seleccionadora. “¡Qué importante es que en tu ambiente de trabajo te den esa seguridad! Mayu (Fujiki) me exigió mucho, porque si quieres estar en los Juegos tienes que estar al nivel, pero ha sido humana. Estoy superagradecida”, añade. Y de ahí a la competición y al balance positivo por el diploma junto a un equipo muy joven. “En los Juegos de Londres tenía la presión interna de ganar una medalla, la plata entre ceja y ceja. En estos era un reto