Lunes de azufre, calma o esperanza

Jugar los lunes continúa sintiéndose como una anomalía futbolera que, hoy en Butarque (21:00,, traerá consigo urgencias impropias de disputarse en el anonimato del primer día de la semana. La mayoría son propiedad de un Fuenlabrada al borde del precipicio. Ocho puntos le separan de la salvación que marca el Málaga. Ese límite de la supervivencia ya lo mira con distancia de seguridad suficiente (parece) un Leganés clavado en el limbo de la calma chicha, sin miedos por la popa (de caer hoy, mantendría 10 puntos de distancia con el descenso), ni objetivos decentes que perseguir por la proa (los playoffs orbitan allá arriba a nueve puntos). Choque boomerang al que . Entonces se sentía firme el Fuenlabrada e inestable el Leganés. Tres cambios de banquillo más tarde (uno en los locales, dos en los visitantes), los roles se han cambiado. El fútbol y sus vuelcos.

El que ha liderado Mehdi Nafti tiene luces potentes y sombras llamativas. El técnico ha hecho sumar a los pepineros 34 puntos que han eyectado al Leganés del riesgo a perder la categoría que lo mancillaba cuando se hizo con sus riendas. Sucede, sin embargo, que ante tan titánico rendimiento se ha quedado a medio camino del sueño completo de, por lo menos, pelear los playoffs. Es ahí donde el Leganés luce cara bipolar. (23 de 27 puntos posibles), se ha mostrado impotente ante los de la zona media-alta (9 de 33 puntos posibles).

Balance de temporada para el que su banquillo pide aún tiempo. Primero, porque la matemática no ha dictado aún sentencia y hay miedo reengancharse a los temores del pozo. El equipo (invicto en Butarque con Nafti) encadena dos duelos seguidos sin ganar en casa y tres jornadas sin conocer la victoria. Dos puntos de nueve posibles son balance escaso,