Luka Doncic: el día D, la hora H
El día D, la hora H. Es el momento de los Mavericks, el partido más importante de su temporada, pero también de su historia reciente. Un encuentro que definirá lo que son como plantilla y como grupo. También hasta dónde pueden llegar como proyecto. Su año baloncestístico es bueno, han superado una ronda de playoffs por primera vez en 10 años, se han recompuesto tras la salida de un mito como Rick Carlisle y han apostado por un quinteto pequeños tras el traspaso de Kristapz Porzingis que Jason Kidd ha gestionado a la perfección. E incluso se han mostrado competitivos sin su mesías, su líder, su referencia, su héroe. Sin él rascaron dos partidos a los Jazz, un equipo descontextualizado, en una primera ronda que luego sí sentenció el inabarcable Luka Doncic, un hombre llamado a conquistar los cielos. Una estrella que se enfrenta a su examen más difícil ante su público, ante su gente y con todos los ojos puestos en él. Un jugador que tiene una cita constante con el destino.
Los Mavericks no tienen nada que perder, pero sí mucho que ganar. Los Suns son los que se la juegan, los que no pueden permitirse sorpresas, ni alargar una serie que ya fue inesperadamente dura ante los Pelicans y que puede ser peor ante un equipo mejor. El 3-1 les dejaría virtualmente en las finales de Conferencia, pero el 2-2 obligaría a disputar dos partidos más, visitar una vez más, al menos, la ciudad de Dallas y enfrentarse a ellos mismos y al sambenito que acompaña a Chris Paul y su particular maldición en playoffs. El base también se la juega en una serie que sí, tiene controlada, pero sin que nadie se olvide de las que también tuvo así: en 2008, sus Hornets iban 2-0 arriba ante los Spurs y cayeron en el séptimo en Nueva Orleans; con los Clippers,


