Los positivos de toda la vida
Juan Gutiérrez
El Tribunal de Arbitraje Deportivo permitió seguir compitiendo a en los Juegos de Invierno, por si luego es considerada inocente; mientras que el suspendió las ceremonias de entrega de medallas con su presencia, por si luego es declarada culpable. Son las dos caras de una misma realidad, un doble frente garantista, tan propio del derecho. Con tantos positivos por coronavirus, casi nos habíamos olvidado del enredoso mundo de los positivos por dopaje, los positivos de toda la vida en el deporte. En este caso, el TAS ha intentado evitar «un daño posterior irreparable» en una deportista especialmente protegida por su edad, aunque con ello también condicionó a las competidoras que no han infringido el reglamento; mientras que el COI impidió que se produjera una fotografía olímpica que después haya que tirar a una papelera. El oro por equipos de queda pendiente, mientras que en el programa individual ya no hay caso porque pagó la tremenda presión. Nadie debería ignorar que tiene 15 años, empezando por su entorno.
Valieva se había erigido en una de las estrellas de tras clavar el primer cuádruple de la historia en unos Juegos, un rostro carismático por su temprana edad en un deporte clásico: el patinaje artístico. Pero todo estalló por un extraño positivo con trimetazidina en diciembre, que ella asigna a una medicación de su abuelo, las excusas de siempre. El caso cuestiona el sistema y sobrepasa el deporte. Que Kamila sea rusa lo empeora todo, porque su país arrastra una sanción por dopaje de Estado, y porque Estados Unidos amenaza con penalizar el proceso a través de la Ley Rodchenkov, que le permite la intervención internacional. Un aderezo político, para rematar el embrollo. El dopaje ha vuelto a la primera
