La única derrota es no intentarlo
Maite Martín
«No vas a poder». «Uff, eso es imposible». «No pierdas tiempo ni energía porque te va a dar igual». ¿Cuántas veces hemos escuchado estas frases en nuestro día a día? Demasiadas. Y aunque en alguna ocasión haya sido un juicio cruelmente certero, la única derrota en la vida es no intentarlo. El Rayo pisa el Villamarín rodeado de ese tipo de comentarios. La realidad, dirán algunos. El pesimismo, otros. Pero lo único objetivo es que un gol (¡uno solo!) iguala la eliminatoria y eso ya es bastante. De ahí que los franjirrojos lleguen a esta cita con la valentía que otorga no tener nada que perder, pero sí mucho que ganar. Vallecas jamás ha vivido una final de Copa y el equipo lo sabe. La ilusión del barrio es la suya.
Iraola no podía disimular la sonrisa en la previa. Y es que el técnico ya demostró en Montilivi que dar por muerto a su Rayo es un gravísimo error. Los goles de Álvaro y Trejo obraron el milagro del ascenso entonces y ahora todos confían en una nueva remontada. Creen que 'Sí, se puede' porque se pudo. Para el Betis, ésta es una oportunidad de volver a pisar una final 17 años después, pero para la Franja puede ser la única. Esa sensación de ahora o nunca hará que muchos aficionados acompañen al equipo en Sevilla. Y sí, la esperanza es irracional, pero con que una sola vez hagamos posible lo imposible, ya hay motivos para albergarla. Vallecas se merece una final y el Rayo, soplar las velas del centenario pudiendo contar que un día estuvo en La Cartuja...
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