La mejor racha en su historia abrió la puerta de la promoción a Las Palmas

Tras el partido del Girona los amarillos andaban decimocuartos a diez puntos de la promoción, una distancia que ningún equipo a esas alturas de la competición había sido capaz de alcanzar desde que se instauraron los playoffs en Segunda, allá por la temporada 10-11. Esa misma semana el mensaje y el relato de la caseta cambió. El primero en articularlo fue Alberto Moleiro cuando fue cuestionado tras el desasosegante partido frente al Girona sí veía al equipo capacitado para entrar en promoción. “Creo que sí que se puede y vamos a darlo todo por ellos, empezando por el Valladolid. Partido a partido y poco a poco yo creo que lo conseguiremos”. La hemeroteca tan dura con esas afirmaciones da la razón a la nueva perla amarilla.

Y partido a partido fueron consiguiendo resultados y recuperando puestos. Cabe recordar que antes del partido ante el Valladolid, el Huesca acababa de superar a los amarillos en la clasifiación, por lo que los grancanarios saltaron al césped de Pucela siendo decimoquintos provisionales de Segunda División.

Desde entonces los amarillos han estado moviéndose sobre una capa de hielo que no otorgaba posibilidades de error. El Girona se había lanzado incluso a por el ascenso directo y el Oviedo no cejaba en recortar la distancia con la promoción y mantenía la distancia con los amarillos quienes no parecían ser ni los principales persiguidores de la sexta plaza.

Por ello los de García Pimienta necesitaban sumar de tres en tres, sin descanso. Desde el 19 de marzo hasta el 29 de mayo. Las Palmas entró en frenesí. Primero una racha de cuatro partidos, ante Valladolid y Ponferradina a domicilio y Leganés y Amorebieta en casa. El hilo rojo que mantenía con vida a los amarillos parecía robustecerse.

Sin embargo, las