La decepción de Guardiola
Guillermo Raimundo
Era el minuto 81, Benzema estaba a punto de marcar el 4-3 de penalti, pero Pep Guardiola no era capaz de mirar al campo. Sentado sobre una neverita, al más puro estilo Bielsa, se tapó la cara con las mangas de su abrigo polar negro mientras el delantero galo marcaba de panenka y festejaba su gol. Un tanto vital para el Real Madrid, que se volvía a meter en la eliminatoria y que hundía al Manchester City.
Guardiola no se lo podía creer. Lo había intentado todo, hasta poner a Fernandinho de lateral derecho. Su equipo había sido mejor libra por libra, su ataque había desarbolado a la maltrecha defensa madridista y, aún por esas, el resultado decepcionó al entrenador español, que revivió las peores pesadillas del PSG y del Chelsea. Por eso, el City se marchó del Etihad con una victoria que le supo a derrota.
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