Koke, un ganador híbrido y diésel

Javier G. Matallanas

Koke ha dado la vuelta al cuentakilómetros. Su sacrifico por el equipo en esta década prodigiosa cholista ha sido total y su desgaste brutal. Durante la crisis de juego y resultados de esta temporada, en algunos mentideros colchoneros se señalaba a Koke como uno de los culpables. Decían que si pedía muchos balones, que si no le daban las piernas, que si no podía jugar de pivote por delante de la defensa… Simeone le mantuvo en el once y le mantuvo la confianza que le otorgó desde que llegó. Y Koke volvió a ser Koke en Old Trafford y en su Vallecas volvió a salirse y dio el triunfo a su Atleti ante el Rayito.

Koke ha dado la vuelta al cuentakilómetros, pero es un todocampista del fútbol moderno, un todoterreno que cuenta con un motor diésel para jugar el fútbol industrial que le exige el Cholo y con un motor híbrido para rendir en el estilo de toque y posesión que propone Luis Enrique en la Selección. Con España debe correr menos para atrás y más en campo contrario y luce más su juego. Con el Atleti también se sacrifica por él y por todos sus compañeros, pero para el bloque bajo y en el repliegue intensivo. Koke rinde con mono de trabajo y con esmoquin. Y siempre busca ganar. Le queda fútbol para una Champions y un Mundial. Dice Koke que en la Premier no hay ningún equipo como el Atleti. Y eso lo sabe Guardiola. Y le preocupa.

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