GETAFE-BARCELONA La indolencia tiene premio

Getafe y Barcelona escenificaron lo peor de una tarde de domingo con esa sensación de haber tirado las últimas horas del fin de semana protagonizando un partido, por llamarle de alguna manera, nauseabundo. Acabó 0-0, obviamente porque, como pasa en ciertas tardes de domingo, nadie quiere moverse del sofá. Ni que sea para ir a por una cerveza. Fue un domingo de esos en los que no te quitas ni el pijama. Pero mira, todos acabaron contentos, bueno los que lo soportaron, no. Los locales seguirán un año más en Primera y los culés ya son segundos y jugarán la Supercopa. No obstante, sería de justicia que les condenaran a ver el partido repetido.

El partido, dadas las necesidades de cada uno de los contendientes parecía una cita a ciegas entre dos divorciados recientes que no desean encontrar pareja pero que ante la atención mediática, deben de aparentar cierto interés por seguir en competición. Es decir, el Getafe y el Barcelona salieron al campo deseando que la tarde transcurriera sin sobresaltos y en el momento justo, cada uno a su casa y a dormir.

Aferrados a este espíritu, el Barça plagado de bajas transitó por la primera parte sin acercarse a la portería de Soria. Un producción ofensiva tan escasa como la de faltas del Getafe. El equipo de Quique Sánchez Flores cometió su primera falta en el minuto 40 de partido. Eso es borrar la memoria histórica y el resto, mandangas.

Más pendientes de mirar el marcador a ver lo que pasaba en el resto de campos, porque no hay mejor trabajo que el que hacen los otros, ambos equipos mantuvieron las distancias con una castidad remarcable.

Ferran Torres seguía corriendo mucho y acabando poco, Auba se reservaba para el empujón final, Riqui quería hacerse ver sin que eso sea sinónimo de éxito y