El partido de los 70 millones

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Quien lo probó lo sabe. La del domingo no es la primera vuelta de honor de los futbolistas del Atlético al Metropolitano después de una victoria., por ejemplo, también sucedió. Y en varios otros partidos de esta temporada irregular de los del Cholo. El domingo los futbolistas lo hacían con los nervios destensados, con un suspiro liberador en sus gestos, o. La Champions, su clasificación, ahí, en la mano, tras haber estado en el alambre toda la temporada. Una 21-22 que se confeccionó bajo un objetivo distinto, volver a ser campeón, pero a la que la irregularidad pronto condenó. Hasta Oblak ha parecido humano. Un Oblak que un año después regresa a la portería donde se sintió como un Buendía de la novela de García Márquez: en el pelotón de fusilamiento.

Porque el Atlético viajaba, igual, a Elche, con el liderato de LaLiga pasada en juego.. El gol era el empate. El gol era perder esa cabeza en el torneo. Pero el disparo de Fidel se fue al palo. Oblak respiró. El Atlético terminaría ganando LaLiga. El Elche sería el equipo que, por cierto, le haría pasillo al campeón 20-21, en el Wanda Metropolitano, 2ª jornada, después de que el Celta en Balaídos, en la 1ª, no.

Un año más tarde nada tiene que ver. El Atleti no viaja por ser campeón sino por terminar de abrazar esa clasificación a la Champions que será matemática si suma los tres puntos. Tres y ya. Sin tener que mirar a los demás. El futuro asegurado, los 70 millones de respiro, como mínimo, que otorga ser y estar.

El Elche, mientras, también es distinto. No se juega la vida. Ésta ya se la ha asegurado: en el descanso podría estar incluso salvado si se dan una serie de resultados y el Sevilla le gana al Mallorca. Lo que busca el equipo, sin embargo, no es eso, es