El Madrid vuelve a rodar

Finalizado

De las dudas por el juego previo a la certidumbre de otra final, el Madrid siempre responde, no podía fallar un 19 de febrero, en el décimo aniversario del inicio de la era Laso, cuando en 2012 levantó su primer título en el Sant Jordi barcelonés y ante el Barça, la gran liberación. Y un poco de esto tuvo el éxito ante el Lenovo Tenerife, más que por el triunfo en sí (94-74) por el juego, el más redondo y continuo en defensa y en ataque de las últimas semanas. Las piernas seguirán castigadas, pero la mente quizá un poco más limpia. Y ayuda la recuperación de los tocados: Taylor, Rudy y Deck. El sueco, por cierto, fue piedra angular del pase a la final, la novena seguida de los blancos en la Copa, la número 31 en total en 42 campeonatos. Por ahí andaban también Tavares y Thompkins. El Lenovo Tenerife, en cambio, perdió conexiones en su juego y se quedó de nueva a las puertas: era la cuarta semifinal en cinco años.

El plan de partido de unos y otros parecía girar alrededor de Marcelinho Huertas, mermado por un proceso vírico, y más si a su lado o como relevo faltaba Fitipaldo. Con Huertas desactivado, el Lenovo tendría pocas opciones, aunque con el base muy disminuido aguantó el tirón del Joventut en cuartos. Vidorreta le daba continuos respiros, entraba y salía. Laso, en cambio, trataba de asfixiarlo con Taylor, de regreso y con puntería (tres triples en los cinco minutos iniciales) tras faltar desde finales de enero, y luego Hanga y Causeur. Muchos cambios ahí también el Madrid, en función de si Marce entraba o salía. Al descanso, el brasileño llevaba 6 pérdidas y sus defensores 5 de los 10 triples merengues. Shermadini cometía, además, dos faltas rápidas y a la vuelta del descanso la tercera en 10 minutos. Y