El campeón europeo se pierde

. El equipo sigue sin dar la talla, perdiendo demasiado en una competición que está siendo alterada por el coronavirus pero en la que ésa no es la excusa de los turcos. Problemas reproducidos en el transcurrir de una campaña en la que entraron de nuevo como favoritos, al haber retenido a Micic contra la mismísima NBA y haber mantenido el bloque añadiendo a un jugador que también interesa en EE.UU. como Petrusev. Se encuentran con 10-11 de balance, en negativo, y estamos entrando en la zona caliente de la fase regular. 

Los espectáculos de Ataman se pueden tomar como una estrategia de distracción, sí, aunque el entrenador del Efes siempre ha sido así. O le odias o le amas. Pero esta temporada sus ideas no están calando. La irregularidad se traslada a sus estrellas: Larkin no está brillando de la misma forma que en las dos últimas campañas; Micic ha llegado a no jugar algún partido porque el técnico sancionó que no siguiera las reglas tal y como él las proponía. Ergin, tras el horrible comienzo, fijó parte de las excusas del mal juego en la baja de Krunoslav Simon, que tiene experiencia en llevar el ritmo de la defensa desde la cabeza y es un desatascador tanto en tiros largos como en penetraciones y asistencias. El croata volvió y el equipo mejoró, pero no tanto como se quería.

El mal año de Singleton o la absoluta inoperancia de Anderson también cuentan. Pleiss no goza de la confianza necesaria aunque a veces sea tabla de salvación, Dunston sigue arreglando con parches, Petrusev se apagó nada más empezar y Moerman y Beaubois tiene calidad a raudales pero no regularidad. Durante la primera franja de la temporada se recuperó para Europa a Elijah Bryant, que había destacado en el Maccabi y venía de contar con pocos minutos en