El Bayern Múnich, rival del Villarreal en la Champions
El Bayern es tan fiero como lo pintan, ¿o no? Apremiado por el mal partido de ida en Salzburgo en los octavos, resolvió el envite de vuelta en solo 23 minutos con un Lewandowski plenipotenciario. Es la muestra perfecta de que es un rodillo. Sobre esta percepción no hay debate alguno. Pero tampoco hay que olvidar que el campeón austríaco se pudo adelantar nada más empezar el encuentro. Desde este punto de vista, el conjunto bávaro también deja siempre una puerta abierta al rival. Entre esa contradicción se mueve un Bayern que, si se pone a jugar, figura como el mejor equipo del momento, pero de cuyos desajustes defensivos hay bastantes evidencias.
La ensoñación ultraofensiva de Nagelsmann, atado en los últimos tiempos a un sistema 1-3-4-2-1 abiertamente atacante, hace del Bayern un equipo realmente fascinante cuando le salen las cosas. Su nivel técnico, táctico y físico a nivel colectivo, posiblemente, sea el más alto de Europa. Es un gigante, inmune a la apatía, con ambición siempre por progresar y emparentado como pocos clubes con la mística de la Champions. Sus cifras ofensivas, con 107 goles entre la máxima competición europea y la Bundesliga, simplemente asustan y acreditan su extraordinario potencial. Es cierto que ha tenido algunos tropiezos sonados en las últimas semanas, como la derrota ante el Bochum (4-2) o los empates ante Bayer Leverkusen y Hoffenheim (1-1 ambos) que han permitido al Dortumd recortar la distancia a solo cuatro puntos en el campeonato alemán. Todo se debe a sus deficiencias corrientes en el retroceso defensivo, donde se le ven en demasiadas ocasiones sus dobleces. Hasta una voz autorizada como Kahn ha avisado públicamente a Nagelsmann y a los suyos de que, si no corrigen esta mala dinámica