El Barça ha vuelto

Gemma Herrero

Dos amagos, la pisa con la izquierda, un movimiento de cadera que sienta a dos sevillistas y un derechazo que se cuela en la portería. Con 19 años Pedri es la estrella. Un jugador único, diferente, una delicia para la vista. Koeman le hizo debutar, entre todos le exprimieron y las lesiones nos impidieron disfrutar de él, pero ha vuelto… y ya es hora de decir que el Barça también.

Más allá de la presión alta, de los fichajes de invierno, de la propuesta táctica, el equipo de Xavi tiene alma, una energía que conecta con una afición que ayer, con un frío que pela, acudió en masa al Camp Nou para sumar la tercera mejor entrada de la temporada después de la visita del Real Madrid y contando con el récord del equipo femenino en Champions. Y encima no es como antes de la pandemia, con el estadio plagado de turistas. No, no, los de casa, los culés de toda la vida que habían dimitido porque lo que veían no les gustaba lo suficiente como para moverse del sofá e ir al campo. Esos son los que van ahora y se desgañitan.

No es un equipo perfecto el de Xavi, ni mucho menos, pierde pelotas tontas con demasiada facilidad y en un partido que dominó desde el primer minuto, con el tiro al larguero de Piqué y las meritorias paradas de Bono, el Sevilla pudo empatar en el último suspiro por culpa de la falta de finura, de precisión y contundencia azulgrana. Menos mal que Pedri ya había aparecido en el momento justo para solventar el entuerto.

Es difícil, muy improbable -aunque cosas más raras se han visto-, que el Barça gane la Liga porque el Real Madrid llenó el zurrón en la primera vuelta y no está fallando, pero la diferencia entre eso tan difícil de explicar -y que cuando lo ves y sientes es tan fácil de identificar- como la