Correa, coraje y corazón
Ángel Correa pasa por su mejor temporada de cara a puerta. Es el máximo goleador del Atlético (12) y el mejor asistente (6). Aunque no siempre ha sido igual, con otros años más dificultades en la definición, lo que nunca ha negociado el argentino es su esfuerzo y alma por el equipo.
Desde que en el verano de 2014 algo que le obligó a perderse su primera temporada en el club, Correa siempre ha mantenido el agradecimiento eterno al Atlético por detectarle el problema, someterle a la operación y esperar a que estuviese completamente recuperado. Y, noche tras noche, lo devuelve con esfuerzo sobre el campo. El ‘10’ sufrió un plantillazo durísimo de Ruibal en el partido contra el Betis (no fue ni señalado como falta) y pese a intentar continuar con una cojera ostensible, tuvo que ser sustituido.
Correa no pudo entrenarse ningún día de la semana por la fuerte hinchazón en su tobillo derecho. Pero, viendo que la enfermería cargadísima del Atlético dejaba a Simeone sin Vrsaljko, Hermoso, Wass, Kondogbia, Lemar y Cunha para recibir al Cádiz, el ‘10’ forzó para ser una alternativa desde el banquillo. Tras someterse a dobles sesiones de fisioterapia para intentar rebajar los dolores y el hinchazón de su pie, se alistó para el duelo por si el Cholo le necesitaba. Algo que ocurrió cuando
El técnico argentino le dio entrada a la hora de partido para intentar revolucionar un ataque completamente atascado. Y Correa volvió a ser determinante. Fabricó una pared en la derecha con Llorente, recibió la dejada de cara de Suárez y su disparo lo repelió Ledesma para que De Paul hiciese el gol del triunfo en el rechace. A Correa no se le vio en plenas condiciones, pero no paró de correr, de intentar presionar y estirar al equipo.
El propio De Paul