Cornellà custodia uno de los mayores tesoros de España

No pudo ser más redonda la inauguración de Cornellà-El Prat, el 2 de agosto de 2009, ante el Liverpool de Rafa Benítez, Gerrard o Kuyt, y de los internacionales españoles Fernando Torres, Xabi Alonso y Pepe Reina. Presagio en cierto modo de lo que ocurrirá este sábado: la primera vez que el estadio acoge un partido de una Selección española que, de hecho, no juega en Barcelona desde que en 2004 lo hiciera en Montjuïc, también por aquel entonces territorio perico. Detrás del España-Albania, sin embargo, aparece un vínculo sagrado e irrompible entre el Espanyol, sus instalaciones y la Roja, por todo lo que supuso.

Precisamente aquel partido inaugural fue el primero y el último como capitán blanquiazul de Dani Jarque, quien falleció solo seis días más tarde, lo que convirtió Cornellà en una enorme y desoladora capilla ardiente por donde desfiló todo el planeta fútbol y aficionados de un sinfín de equipos. Y dio paso a multitud de homenajes. Pero ninguno tan universal como el de su amigo Andrés Iniesta, quien tras anotar el gol más importante de la historia de España, el de la final del Mundial de Sudáfrica 2010 ante Países Bajos, destapó su elástica para mostrar otra en que quedaba escrito «Dani Jarque, siempre con nosotros».

Solo unos meses más tarde, en noviembre,, junto a la estatua del eterno capitán y un mural conmemorativo. Precisamente ahora se encuentra en proceso de restauración para que vuelva a lucir con todo su esplendor.

En un plano mucho más mundano, la visita de la Selección supondrá una muesca de prestigio para un estadio que, con el Espanyol, ha vivido escenas como la clasificación europea de 2019 ante la Real Sociedad (2-0), con su invasión de campo, entre sus momentos más. Pero también han empleado Cornellà