Copa: La Copa a un partido es imbatible

Alfredo Relaño

El partido valió poco, la prórroga fue un trueno. Así puede describirse el partido de Elche, del que el Madrid vuelve clasificado por una reacción de coraje tras verse por detrás en el marcador y con Marcelo expulsado a un cuarto de hora de que terminara todo. La reacción corrió por cuenta del coraje de todos, pero la materializaron tres que no estuvieron en la alineación, dos de los cuales sólo entraron en la prórroga. Hablo de Ceballos, que cortó con contraataque mortal, armó y remató la jugada que acabó en gol de Isco, y de Hazard, que cazó un buen lanzamiento de Alaba, cuarteó con facilidad la mala salida de Werner e hizo el de la victoria.

Así salió el Madrid de un apuro llegado cuando acababa el primer tiempo de la prórroga, una falta con expulsión de Marcelo que admite objeciones, y que acabó en gol. El Elche, que estaba haciendo un partido meritorio, lo tuvo cerca, y si luego Ceballos no llega a cortar aquel lanzamiento, estaría clasificado. Pero nunca se rindió y hasta se vio despojado del 2-2 en el último instante por falta previa que me pareció clara. En fin, que tras un partido soso tuvimos una prórroga vibrante, de fútbol bronco y copero, como decían los clásicos, y con todos enfadados con el árbitro. Y lo resolvió para el Madrid el carrito del pescado.

Pero cambiando de canal nos esperaba un partido inolvidable, uno de esos que se dan rara vez, con el fútbol desplegando todas sus virtudes. Fútbol bravo, del norte, con lluvia, calidad y entrega máxima de todos. El ritmo achicharrante del Athletic, que esta vez elevó a titular al pequeño Williams, llevó al Barça a una prueba feroz. Imposible dormir la pelota en ese mar encrespado. Dos veces igualó el marcador, la segunda en el descuento, pero el