Casemiro, el fichaje más rentable del Siglo XXI

Tomás Roncero

A menudo me encuentro con amigos del Atleti, del Barça, del Valencia, del Sevilla… Hasta hace tres años se metían con Cristiano. Desde que se fue el crack portugués, muchas de sus inquinas se dirigen hacia Casemiro. Lo he entendido perfectamente. Es el síndrome del enemigo que te pone en tu sitio cada vez que te lo encuentras. Case juega con el compromiso y la voluntad de un canterano (en realidad, estuvo seis meses en el Castilla y eso curte lo suyo), con la calidad de un jugador digno del Real Madrid y con el desempeño del especialista, algo que lo convierte en objeto de deseo inalcanzable para cualquier club. Si usted pregunta en el Trivial cuál es el mediocentro defensivo más cualificado del mundo le saldrá seguro el nombre del brasileño.

Casemiro hace el papel de poli malo porque el guion del equipo le sitúa como guardaespaldas de dos artistas como Modric y Kroos, casi nada. Por eso conviene tener la humildad que él posee para aceptar ese rol que le ha permitido ganarse el respeto del vestuario y de la afición a partes iguales. El propio Ancelotti ha reconocido que en el año de la Décima quizás no fue justo con él (estaba por detrás de Khedira e Illarramendi), pero también asume que fue decisivo en esos 20 minutos que jugó en Dortmund ante el Borussia, evitando una eliminación que hubiese interrumpido de cuajo ese ciclo triunfal e inolvidable de cuatro Champions consecutivas en cinco años.

Me encanta lo que le dice a los compañeros de Panenka cuando se refiere a su espejo emocional con Juanito. “La historia de Juanito es un aprendizaje para mí. Me emociona el minuto 7 cuando la afición canta y recuerda que hay que pelear hasta el final. Juanito, que peleaba, que era todo carácter en el campo, lo valoro