La permanencia es el mínimo exigible para cualquier equipo que cuente en sus filas con Darder y Raúl de Tomás, dignos también de coincidir en la Selección. Entre la magia de uno y la efectividad del otro construyeron una victoria perica que deja a los suyos con 36 puntos, salvados virtualmente, y sumerge al Mallorca, que fue Muriqi y poco más, y que después de encadenar seis derrotas empieza a echar cuentas para que esta creciente rivalidad con los blanquiazules se pueda repetir la temporada próxima.
Madrugó la acción polémica del partido, el posible punto de inflexión. A los seis minutos, barría Cabrera a Ángel con el pie derecho, cuando trataba de arrebatarle el balón con el izquierdo, en el límite del área. Estaba el debate entre si era penalti o roja para el uruguayo cuando rebobinó el VAR la jugad hasta apreciar una falta previa de Jaume Costa sobre Embarba, ambos novedad en sus onces. Con amarilla, además, de propina.
A perro flaco todo son pulgas para un Mallorca que tuvo el 0-1 en un cabezazo de Muriqi, solo en el segundo palo, en el único remate a puerta del partido hasta el que sí se convirtió el gol. Al borde del descanso, lanzaba el Espanyol un contraataque, conducía Darder, que se revolvió lo justo para que a Raúl de Tomás le diese tiempo a desmarcarse y así poderle entregar un maravilloso pase al espacio, tan impecable como la definición del ariete. Magia entre un internacional español y otro que merecería serlo.
No le quedó otra que salir a por todas en la reanudación al Mallorca, que merodeó el empate en un potente chut de Jaume Costa detenido en dos tiempos por Oier. Había entrado el portero por la lesión de Diego López, igual que Abdón Prats en los bermellones por el ‘tocado’ Ángel, y tuvo faena.
Muriqi,
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