18 de septiembre de 2021, partido en el Wanda Metropolitano. El Atlético recibe al Athletic. Es el minuto 78 de partido. João Félix corre una contra cuando siente un tirón en su camiseta, Un tirón fuerte. Un futbolista rival, Unai Vencedor, colgado de su camiseta. Harto, el portugués suelta el brazo. Entonces escucha el silbato del árbitro, Gil Manzano. Falta: de Vencedor. Tarjeta: para João. Sólo una. Para el portugués y no para Unai Vencedor, cuya acción se quedó sin ese castigo. João se dirige el colegiado, dedo en la sien, gesto de «estás loco». La mano de Gil Manzano otra vez al bolsillo. Otra amarilla. La roja. João Fëlix en la ducha por una reacción desproporcionada pero con fondo: llueve sobre mojado. Se le permite jugar muy poco, siempre se le está frenando, con faltas como la de Unai, con tarascadas, con patadas, partido a partido, desde el primer minuto. Acciones que, sin embargo, tienen poco castigo, o poco castigo severo: ocho de cada nueve de esas tarascadas, patadas y faltas no reciben tarjeta. Sólo una de cada esas nueve faltas termina en amarilla, según datos de Opta para AS.