El 31 de mayo de 1967, un corredor belga que todavía estaba en sus inicios dentro del profesionalismo empezó a forjar su leyenda en grandes vueltas, deshaciéndose de paso de las etiquetas de esprínter y clasicómano, con una Primer final de etapa del Giro de Italia en este coloso y primer triunfo del Caníbal, Eddy Merckx (de sus 24 en la Corsa Rosa) en esta carrera. Y este domingo, en la 105ª edición de la ronda italiana, para inscribir su nombre en tan prestigiosa cima al imponerse en un reducido esprint de elegidos donde Mikel Landa demostró (pese a sufrir una caída) que está al nivel necesario para plantarle cara a Richard Carapaz, Romain Bardet y Joao Almeida. El liderato, pese a estar en el alambre, seguirá perteneciendo a un que ante la debacle del teórico líder del Trek, Giulio Ciccone, se ha ganado a pulso seguir soñando.