La temporada de Luka Doncic ha tenido dos etapas muy diferenciadas. Una primera en la que la mala forma física con la que regresó de las vacaciones y varias lesiones le impidieron tener continuidad en su juego y, las veces que estaba en pista, tampoco alcanzaba los niveles de excelencia a los que nos ha acostumbrado desde que llegó a Estados Unidos. La segunda etapa, a la que se puede poner su inicio el 14 de enero con el tercer triple-doble de la temporada (27 puntos, 13 rebotes y 10 asistencias en la victoria en cancha de unos Grizzlies en ebullición), es de nivel de MVP. Una carrera sin freno repleta de momentos mágicos y exhibiciones, hasta mostrar el que quizá sea el mejor momento de juego de su carrera en los partidos previos al All Star. Con los 45 tantos, 15 rechaces y 8 pases de canasta en Nueva Orleans el pasado jueves, último duelo antes del parón del Fin de Semana de las Estrellas, Doncic lograba su segundo encuentro de 45+15+5 en seis días, cuando ningún jugador en la historia de los Mavericks había logrado algo semejante ni una sola vez. Y además también es el primero en hacerlo en un mismo mes desde Wilt Chamberlain en 1966.